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PETROSIAN; ELEGANCIA EN EL AJEDREZ.
Tigran Vartanovich Petrosian nació en 1929 y la afortunada ciudad que le sirvió de cuna fue Tbilisi, la capital de la exrepública soviética de Georgia. Fue en esta metrópoli donde Petrosian aprendió de unos amigos a mover las piezas. Tenía once años: Una edad tardía, según muchos, para poder llegar a ser un gran ajedrecista.
La vida de Tigran Petrosian quedó marcada durante la Segunda Guerra Mundial por la muerte de sus padres. Como consecuencia de aquel terrible mazazo del destino, con apenas catorce años, el georgiano de origen arménio tuvo que trabajar para sustentar a sus muchos hermanos. En su personalidad, siempre correcto y respetuoso, se notaba la huella de ese duro trance.
Como ajedrecista, Petrosian se mostraba como el estereotipo que el mundo se ha formado de estos deportistas: Serio, paciente y con una capacidad de concentración asombrosa, según él su sordera le ayudaba en este último aspecto de su personalidad.
Su estilo de juego, sin embargo, no se parece en nada a lo que el mundo espera de un campeón del mundo. Basado en los principios de la profilaxis enunciados por Nimzowitsch, su estilo era táctico, lento y aburrido porque escapaba de las complicaciones. Su primer entrenador, el maestro Ebralidze le enseño bien a admirar el juego de Capablanca, Nimzovich y Lasker.
En cuanto a su carrera ajedrecística, en 1945, con dieciséis años, ganó el campeonato de Georgia y empató en el primer puesto del Campeonato Juvenil de la URSS. Al año siguiente se proclamó campeón de Armenia y, tras vivir tres años en Ereván y trasladarse a la Moscú, con la ayuda de la sociedad deportiva Spartak, en busca del perfeccionamiento que sólo un gran centro ajedrecístico puede ofrecer, ganó en 1951 el campeonato de Moscú para conseguir al año siguiente el título de gran maestro, tenía veintidós años y ya ostentaba fama de invencible.
En 1962 se impuso en el torneo de candidatos. Su estrategia para lograrlo consistió, según él, en no perder. Para su felicidad, en 1963 se enfrentó a Botvinnik, jugador al que admiraba, y le superó para lograr el título mundial: Era el noveno campeón y se mantendría sentado en su trono hasta 1969, año en que Spassky tomó su relevó. Con su elegancia característica, Tigran Petrosian declaró: “Los años transcurren y en el ajedrez, como en la vida, llega el tiempo en el que debes ceder el puesto a otro nuevo, más joven, y puede ser que más avanzado”. Tigran Vartanovich Petrosian falleció en la plenitud de su fuerza ajedrecística, hasta sus últimos días quiso seguir jugando. Murió en Moscú, su ciudad adoptiva, en el año 1984.
Se trata de la séptima partida del Mach por el campeonato del mundo de 1966, celebrado en Moscú contra Spassky. Tigran Petrosian se sentía especialmente orgulloso de este particular encuentro, coincidiendo con la crítica que la califica como una de sus mejores partidas. El Mach, segundo de su carrera, lo ganó 12´5 a 11´5.
LA PARTIDA HISTORICA.
Blancas: Spassky.
Negras: Petrosian.
Moscú, 1966.
1.d4 Cf6 2.Cf3 e6 3.Ag5 d5 4.Cbd2 Ae7 5.e3 Cbd7 6.Ad3 c5 7.c3 b6 8.0-0 Ab7 9.Ce5 Cxe5 10.dxe Cd7 11.Af4 Dc7 12.Cf3 h6 13.b4 g5 14.Ag3 h5 15.h4 gxh 16.Af4 0-0-0 17.a4 c4 18.Ae2 a6 19.Rh1 Tdg8 20.Tg1 Tg4 21.Dd2 Thg8 22.a5 b5 23.Tad1 Af8 24.Ch2 Cxe5 25.Cxg4 hxg 26.e4 Ad6 27.De3 Cd7 28.Axd6 Dxd6 29.Td4 e5 30.Td2 f5 31.exd f4 32.De4 Cf6 33.Df5+ Rb8 34.f3 Ac8 35.Db1 g3 36.Te1 h3 37.Af1 Th8 38.gxh Axh3 39.Rg1 Axf1 40.Rxf1 e4 41.Dd1 Cg4 42.fxg f3 43.Tg2 fxg+ 0-1 Blancas rinden.
Tigran Vartanovich Petrosian nació en 1929 y la afortunada ciudad que le sirvió de cuna fue Tbilisi, la capital de la exrepública soviética de Georgia. Fue en esta metrópoli donde Petrosian aprendió de unos amigos a mover las piezas. Tenía once años: Una edad tardía, según muchos, para poder llegar a ser un gran ajedrecista.
La vida de Tigran Petrosian quedó marcada durante la Segunda Guerra Mundial por la muerte de sus padres. Como consecuencia de aquel terrible mazazo del destino, con apenas catorce años, el georgiano de origen arménio tuvo que trabajar para sustentar a sus muchos hermanos. En su personalidad, siempre correcto y respetuoso, se notaba la huella de ese duro trance.
Como ajedrecista, Petrosian se mostraba como el estereotipo que el mundo se ha formado de estos deportistas: Serio, paciente y con una capacidad de concentración asombrosa, según él su sordera le ayudaba en este último aspecto de su personalidad.
Su estilo de juego, sin embargo, no se parece en nada a lo que el mundo espera de un campeón del mundo. Basado en los principios de la profilaxis enunciados por Nimzowitsch, su estilo era táctico, lento y aburrido porque escapaba de las complicaciones. Su primer entrenador, el maestro Ebralidze le enseño bien a admirar el juego de Capablanca, Nimzovich y Lasker.
En cuanto a su carrera ajedrecística, en 1945, con dieciséis años, ganó el campeonato de Georgia y empató en el primer puesto del Campeonato Juvenil de la URSS. Al año siguiente se proclamó campeón de Armenia y, tras vivir tres años en Ereván y trasladarse a la Moscú, con la ayuda de la sociedad deportiva Spartak, en busca del perfeccionamiento que sólo un gran centro ajedrecístico puede ofrecer, ganó en 1951 el campeonato de Moscú para conseguir al año siguiente el título de gran maestro, tenía veintidós años y ya ostentaba fama de invencible.
En 1962 se impuso en el torneo de candidatos. Su estrategia para lograrlo consistió, según él, en no perder. Para su felicidad, en 1963 se enfrentó a Botvinnik, jugador al que admiraba, y le superó para lograr el título mundial: Era el noveno campeón y se mantendría sentado en su trono hasta 1969, año en que Spassky tomó su relevó. Con su elegancia característica, Tigran Petrosian declaró: “Los años transcurren y en el ajedrez, como en la vida, llega el tiempo en el que debes ceder el puesto a otro nuevo, más joven, y puede ser que más avanzado”. Tigran Vartanovich Petrosian falleció en la plenitud de su fuerza ajedrecística, hasta sus últimos días quiso seguir jugando. Murió en Moscú, su ciudad adoptiva, en el año 1984.
Se trata de la séptima partida del Mach por el campeonato del mundo de 1966, celebrado en Moscú contra Spassky. Tigran Petrosian se sentía especialmente orgulloso de este particular encuentro, coincidiendo con la crítica que la califica como una de sus mejores partidas. El Mach, segundo de su carrera, lo ganó 12´5 a 11´5.
LA PARTIDA HISTORICA.
Blancas: Spassky.
Negras: Petrosian.
Moscú, 1966.
1.d4 Cf6 2.Cf3 e6 3.Ag5 d5 4.Cbd2 Ae7 5.e3 Cbd7 6.Ad3 c5 7.c3 b6 8.0-0 Ab7 9.Ce5 Cxe5 10.dxe Cd7 11.Af4 Dc7 12.Cf3 h6 13.b4 g5 14.Ag3 h5 15.h4 gxh 16.Af4 0-0-0 17.a4 c4 18.Ae2 a6 19.Rh1 Tdg8 20.Tg1 Tg4 21.Dd2 Thg8 22.a5 b5 23.Tad1 Af8 24.Ch2 Cxe5 25.Cxg4 hxg 26.e4 Ad6 27.De3 Cd7 28.Axd6 Dxd6 29.Td4 e5 30.Td2 f5 31.exd f4 32.De4 Cf6 33.Df5+ Rb8 34.f3 Ac8 35.Db1 g3 36.Te1 h3 37.Af1 Th8 38.gxh Axh3 39.Rg1 Axf1 40.Rxf1 e4 41.Dd1 Cg4 42.fxg f3 43.Tg2 fxg+ 0-1 Blancas rinden.
