ANDERSSEN; EL ÚLTIMO ROMÁNTICO.
Adolf Anderssen nació en Breslau, en su época gran ciudad alemana y actualmente importante población polaca, el día 6 de agosto de 1818. A orillas del río Oder, aprendió de su padre a jugar al ajedrez. La industrial ciudad germana no podía saber que aquel pequeño muchacho de cabellos oscuros terminaría siendo uno de los artistas del tablero más respetados de todos los tiempos. Nadie podía esperar que aquel joven fuese capaz de protagonizar la hazaña de ser el autor de dos partidas con nombre propio; La Inmortal, contra Kieseritsky, y La siempreviva, contra Dufresnes. El maestro de Breslau sorprendió a todo el ajedrez mundial cuando en 1851 se alzó como mejor jugador del momento al imponerse en el torneo de Londres, por delante de Staunton, y al competir días después su primera gran partida. El mundo le aclamó cuando un año más tarde jugó su segunda partida histórica
Anderssen es considerado el mejor jugador del mundo entre los años 1851 y 1866, año en que Steinitz se desquitó de las derrotas anteriores en Londres, Manchester y Baden-Baden, cambiando radicalmente su estilo de juego agresivo por otro más defensivo. El reinado del temido alemán tocaba a su fin, con él se detenía el movimiento romántico, perfectamente definido con su frase ataque, siempre ataque, era la hora del juego ideado por Philidor y perfeccionado por Steinitz, el pensador, acumulador de pequeñas ventajas y férreamente defensivo.
La filosofía de Anderssen, centrada en el disfrute de las partidas, anteponiendo la búsqueda de la belleza al éxito en las competiciones, tratando de encontrar soluciones artísticas a cualquier enfrentamiento, no deja de ser sinceramente admirable.
Su vida se extinguió en 1879, privándonos de una de las mejores mentes del ajedrez; pero su juego de combinación, reflejo directo de su profesión de matemático y problemista, su memoria como el último romántico de este deporte y sus exquisitas partidas perdurarán en los anales del tiempo.
La Inmortal la ganó Anderssen frente a uno de sus más fuertes contemporáneos, justo después de ganar el famoso torneo de Londres. Nos encontramos ante una de las partidas más bellas de la historia del ajedrez, reúne toda la majestad estética del siglo XIX, los ataques del maestro de Breslau, dejando sólo a su Rey, sacrificando los Alfiles, las dos Torres y después la Dama, son una sucesión de muestras de astucia y temeridad que, gracias a la profundidad del concepto estratégico de su protagonista principal, la convierten en algo único, digna muestra del romanticismo ajedrecístico de mediados del siglo XIX.
LA PARTIDA HISTORICA.
LA INMORTAL
Blancas: Anderssen.
Negras: Kieseritsky.
1.e4 e5 2.f4 exf4 3.Ac4 Dh4+ 4.Rf1 b5 5.Axb5 Cf6 6.Cf3 Dh6 7.d3 Ch5 8.Ch4 Dg5 9.Cf5 c6 10.g4 Cf6 11.Tg1 cxb5 12.h4 Dg6 13.h5 Dg5 14.Df3 Cg8 15.Axf4 Df6 16.Cc3 Ac5 17.Cd5 Dxb2 18.Ad6 Axg1 19.e5 Dxa1+ 20.Re2 Ca6 21.Cxg7+ Rd8 22.Df6+ Cxf6 23.Ae7 ++ 1-0 Un gambito de alfil, jugado en Londres, que hizo historia y que debemos agradecer al Campeón del Mundo alemán Adolf Anderssen.
Adolf Anderssen nació en Breslau, en su época gran ciudad alemana y actualmente importante población polaca, el día 6 de agosto de 1818. A orillas del río Oder, aprendió de su padre a jugar al ajedrez. La industrial ciudad germana no podía saber que aquel pequeño muchacho de cabellos oscuros terminaría siendo uno de los artistas del tablero más respetados de todos los tiempos. Nadie podía esperar que aquel joven fuese capaz de protagonizar la hazaña de ser el autor de dos partidas con nombre propio; La Inmortal, contra Kieseritsky, y La siempreviva, contra Dufresnes. El maestro de Breslau sorprendió a todo el ajedrez mundial cuando en 1851 se alzó como mejor jugador del momento al imponerse en el torneo de Londres, por delante de Staunton, y al competir días después su primera gran partida. El mundo le aclamó cuando un año más tarde jugó su segunda partida histórica
Anderssen es considerado el mejor jugador del mundo entre los años 1851 y 1866, año en que Steinitz se desquitó de las derrotas anteriores en Londres, Manchester y Baden-Baden, cambiando radicalmente su estilo de juego agresivo por otro más defensivo. El reinado del temido alemán tocaba a su fin, con él se detenía el movimiento romántico, perfectamente definido con su frase ataque, siempre ataque, era la hora del juego ideado por Philidor y perfeccionado por Steinitz, el pensador, acumulador de pequeñas ventajas y férreamente defensivo.
La filosofía de Anderssen, centrada en el disfrute de las partidas, anteponiendo la búsqueda de la belleza al éxito en las competiciones, tratando de encontrar soluciones artísticas a cualquier enfrentamiento, no deja de ser sinceramente admirable.
Su vida se extinguió en 1879, privándonos de una de las mejores mentes del ajedrez; pero su juego de combinación, reflejo directo de su profesión de matemático y problemista, su memoria como el último romántico de este deporte y sus exquisitas partidas perdurarán en los anales del tiempo.
La Inmortal la ganó Anderssen frente a uno de sus más fuertes contemporáneos, justo después de ganar el famoso torneo de Londres. Nos encontramos ante una de las partidas más bellas de la historia del ajedrez, reúne toda la majestad estética del siglo XIX, los ataques del maestro de Breslau, dejando sólo a su Rey, sacrificando los Alfiles, las dos Torres y después la Dama, son una sucesión de muestras de astucia y temeridad que, gracias a la profundidad del concepto estratégico de su protagonista principal, la convierten en algo único, digna muestra del romanticismo ajedrecístico de mediados del siglo XIX.
LA PARTIDA HISTORICA.
LA INMORTAL
Blancas: Anderssen.
Negras: Kieseritsky.
1.e4 e5 2.f4 exf4 3.Ac4 Dh4+ 4.Rf1 b5 5.Axb5 Cf6 6.Cf3 Dh6 7.d3 Ch5 8.Ch4 Dg5 9.Cf5 c6 10.g4 Cf6 11.Tg1 cxb5 12.h4 Dg6 13.h5 Dg5 14.Df3 Cg8 15.Axf4 Df6 16.Cc3 Ac5 17.Cd5 Dxb2 18.Ad6 Axg1 19.e5 Dxa1+ 20.Re2 Ca6 21.Cxg7+ Rd8 22.Df6+ Cxf6 23.Ae7 ++ 1-0 Un gambito de alfil, jugado en Londres, que hizo historia y que debemos agradecer al Campeón del Mundo alemán Adolf Anderssen.